Para escapar de las amenazas de muerte, Mamadou se embarcó en lo que los emigrantes africanos llaman “La Aventura”. Dejó atrás Costa de Marfil, cruzó el Sahara y el Mediterráneo, perdió amigos en el camino, y le arrebataron su autoestima.
Ahora, en Francia, como un refugiado no reconocido oficialmente, sobrevive realizando pequeños trabajos. Juega al fútbol y baila, para olvidar.
Dirigido por Loïc Phil
Cámara: Thierry Le Mer
Ayudante de cámara: Rémi Delvern
Sonido: Alexandre Bracq, Timotée Pédron
Montaje: Loïc Phil, Simon Philippe
Ayudante de montaje: Arthur Ducoux
Corrección de color: Eudes Quitellier
Música: Loïc Phil (Ilhoë)
Música adicional: Meiway – « Miss Lolo » (J.P.S. Production)
Traducción: Djénébou Diabaté, Emilia Casale, Lidia Sánchez González-Nicolás
Entrevista
Loïc Phil Director
“Es la historia de un hombre
que lucha constantemente
con las sombras de su pasado
y se aferra a la esperanza del futuro”
- ¿De dónde surgió la idea de esta película?
Al principio, la idea era combinar en un corto documental cuestiones sociales de gran importancia con una intencionada puesta en escena. Después, supe que tenía que tratar la migración como tema principal. Gracias a la organización Autremonde, con sede en el distrito 20 de París, pude conocer a Mamadou. La misión de esta organización es fomentar la solidaridad social y el apoyo a las personas sin recursos.
Me pusieron en contacto con Mamadou, que había participado en un espectáculo de danza el año anterior, y congeniamos.
- Mamadou está de manera ilegal en el país y podría ser deportado en cualquier momento. ¿Cómo conseguiste que accediera a contar su historia y mostrara su rostro con el riesgo que conllevaba que lo pudieran identificar? ¿Fue difícil convencerlo y grabarlo?
Mamadou conocía el riesgo que conllevaba mostrar su rostro en pantalla, pero él quería contar su historia por aquellos que han pasado por lo mismo y por los demás. Enseguida acordamos que haríamos esta película mano a mano, que él contaría su historia y yo sería el mensajero que la transmitiría bajo su punto de vista. Necesitaba que el proceso fuera así, porque de este modo Mamadou tenía total libertad para expresarse y, a la vez, podía involucrarse en un proyecto con un claro propósito.
El riesgo de ser deportado era un gran inconveniente a la hora de grabar el documental. Si hubiese habido un solo control policial de identificación, habría sido el fin para Mamadou, así que teníamos que ser inteligentes. Una cámara en la calle tiende a llamar la atención de la gente, incluso la de la policía. Así que aprendimos a evitar que nos pararan, distanciándonos de ciertos lugares y trabajando con un equipo reducido. No fue fácil, pero el rodaje salió bien. Para nosotros, eso fue solo una pequeña muestra de lo que los inmigrantes indocumentados viven cada día.
Mamadou y yo seguimos en contacto, y él sigue en Francia. Cuando se levanten los cierres por COVID, el plan es llevar nuestra película a muchos sitios, ¡juntos!
- Nos da la impresión de que esta película se ha ido transformando durante su realización. Al principio, pensábamos que sería una película sobre baile, y resulta que es la historia sobre un hombre que sufre y pierde la esperanza.
¡Y lleváis razón! Se suponía que iba a ser una película sobre baile y zouglou,la música de los 90 de Costa de Marfil). Pero cuanto más estaba con Mamadou, más profunda era su historia. Era una historia muy complicada y con mucho poder, mucho más de lo que yo me había imaginado. Así que rápidamente la historia se convirtió en algo enigmático que giraba alrededor de sus pensamientos y el camino que había tomado su vida.
Diría que el tema principal es lo que pesa el pasado en una persona, incluso en su presente. Llevamos todo el tiempo un lastre del pasado que nos influye en todos los aspectos de nuestra vida en el presente. Djao es la historia de un hombre que lucha constantemente con las sombras de su pasado y se aferra a la esperanza del futuro.
“Mi generación aprendió
a hacer películas grabando vídeos
con nuestros amigos los fines de semana”
- Has creado una película preciosa, con un sentido de la luz exquisito, grabada muy de cerca y con movimiento. ¿Cómo has conseguido este estilo?
¡Muchas gracias! Siempre he creído que, para transmitir la esencia de una película, es muy importante cuidar también su forma. Lo que hace que el cine destaque es cómo combina fotografía y música para contar una historia de una forma que despierta distintas emociones. Estoy convencido de que es el impulso emocional el que hace que el público sienta lo que quiere transmitir la película y no solo la entienda a nivel racional. Solo se puede comprender un tema, una situación, una condición, mediante esa capa emocional, ese cúmulo de sensaciones que está superpuesto a la capa racional. Por eso, hay que cuidar la forma que se le da a la película. Así, nuestra película será más que una mera vitrina, será un vehículo que transporte nuestro significado.
En el mundo real, esto significa que hay que hacer bien la fotografía. Hablé mucho sobre esto y sobre cómo debía quedar la película con Thierry Le Mer, director de fotografía. Hablamos de cómo podíamos combinar imágenes de gran calidad con situaciones delicadas. Tuvimos que utilizar un equipo bastante pesado en lugares donde la cámara tenía que poder ir a todas partes, pero sin ser demasiado molesta. También tuvimos que acortar al máximo el calendario de rodaje para no salirnos del presupuesto del equipo. Esta experiencia de inmersión es, en gran parte, gracias a la relación con Mamadou y toda la confianza que hemos ido ganando. Fue muy generoso al dejarnos entrar en su vida.
- Has hecho proyectos de todo tipo: has dirigido videoclips y anuncios, documentales, largometrajes de ficción… ¿Cómo consigues llevar tantas cosas adelante?
Mi generación aprendió a hacer películas grabando vídeos con nuestros amigos los fines de semana. Tuve la suerte de poder empezar a ganarme la vida así hace unos años con la publicidad. Es una forma excelente de aprender a desenvolverse técnicamente y de conocer a gente. Pero también quiero trabajar con mis propios proyectos. Me interesa mucho la gran variedad de gramática que existe en este ámbito (fotograma, plano, escena, secuencia, transición) para cada tipo de película (documental, ficción, anuncios, etc.). Me gusta poder probar un poco de todo porque cada tipo es un mundo.
Por ejemplo, son dos tareas muy distintas crear una historia de la nada (crear ficción) y contar tu visión sobre una historia que ya existe (hacer un documental). Ambas son interesantes y requieren metodologías diferentes. Me gusta mucho la espontaneidad del documental, pero sigo teniendo curiosidad y ganas de adentrarme en todo tipo de proyectos.
Acabo de terminar un corto documental de electro dance que se estrenará a principios de febrero de 2021. Al mismo tiempo, estoy desarrollando diferentes proyectos de los que todavía no puedo hablar, ¡pero se avecinan cosas muy interesantes en 2021!
- La eterna pregunta: ¿cómo has conseguido financiar esta película?
Llevo varios años trabajando con la productora Gump, tanto en publicidad como en proyectos más personales. Nos tenemos mucho aprecio mutuamente y disfrutamos trabajando codo con codo. Me ayudaron a producir la película As It Blooms en 2019, que habíamos rodado en Irán. Para Djao, nuestro propósito era invertir tiempo y dinero en un proyecto del que estuviésemos orgullosos, como trampolín hacia proyectos mayores. Por ello, nos dedicamos de lleno a esta película sin prestar mucha atención a la cantidad de trabajo, mientras forjábamos un equipo sólido y motivado. Así es cómo lo conseguimos.
- ¿Qué otro corto documental recomendarías al público?
No tiene nada que ver con la migración, pero me encanta la película de Anderson Wright: Every Nite is Emo Nite. Trata sobre la última noche en Los Ángeles de un fan de la música emo. Lo he visto muchas veces porque consigue despertar muchas emociones en muy pocos minutos. El director consigue que nos encariñemos del protagonista y que empaticemos con él, de modo que nos conmueve todo lo que le ocurre.
Me parece el ejemplo perfecto de lo que hay que buscar en una película. Hacer una película no consiste en tratar de manera somera un tema sino en hacer que el público se meta de lleno en la trama. Lo que hace que nos guste una película es simplemente la empatía que genera el personaje, el resto viene después. Sobre todo en esta película, que consigue este propósito combinando una perfecta elección de personaje, un trabajo de cámara realmente precioso e inmersivo y un excelente montaje. Es una película con un gran impacto y en la que el editor ha sabido perfectamente cuánto debe durar cada plano para involucrar emocionalmente al espectador. Eso es lo que marca la diferencia en esta película y que me gustaría tomar como inspiración de cara al futuro.
- ¿Quieres dedicar unas palabras a 99 y a la adaptación multilingüe de tu película?
Me alegra mucho ver que Djao está ahora en distintos idiomas en 99 y cómo la historia de Mamadou forma parte de una plataforma junto a las historias de otras personas, sean o no migrantes, a través de los ojos de diferentes directores.
Es genial ver que el corto documental puede hacerse un hueco en internet. Este formato permite cosas que no permite el formato largo: temas más compactos y más arriesgados. ¡Enhorabuena por vuestro excelente trabajo!