🏓 «Una mesa para ella»: Chunli es una campeona de tenis de mesa. A sus casi sesenta años todavía sueña con ganar una medalla de oro olímpica para Nueva Zelanda.
La vida de Chunli es solitaria. Está sola en Nueva Zelanda, país donde no tiene rival deportivo. Sola en casa, con una nevera a veces vacía. Sola en el salón, donde su única compañía es la mesa de pimpón en la que entrena sin parar. Sola y asustada durante el confinamiento provocado por la COVID-19.
Cuando Chunli era joven, su corazón le dijo que persiguiera el deporte, teniendo que dejar a un lado una posible vida amorosa y familiar.
Ahora, a punto de cumplir sesenta años, aún se aferra a su sueño de llevarse el oro olímpico.
Dirigido porJenny Gao Producción: Mia Maramara Cámara: Tim Lambourne, Daryl Wong Montaje: Jack Woon Sonido: Joey Siasoco Segunda cámara: Ollie Logan, Jenny Gao Tomas aéreas: Petra Leary Producción: Bianca Samson, Lu Zheng Wei, Martin Paris Colorista: Julian Dyson Producción Loading Docs: Julia Parnell, Juliette Veber, Anna Jackson, Christopher Connolly Post-producción: Department of Post (Mark Taylor, Lauren Carr, Joss Hardman, Luana Barnes) Agradecimientos: YMCA Lagoon Stadium Leisure Centre, Chunli’s Table Tennis Club, Klim Type Foundry, Roseanne Liang, Hweiling Ow & Peter Haynes, Angie Guo Archivo: Chunli Li, TVNZ (Getty Images), NZ Olympic Committee Traducción: Laura Servera Llinás (Universidad Complutense de Madrid)
Entrevista
Jenny Gao Directora
“Chunli siempre necesitará una meta que la ayude a seguir avanzando. Eso es todo lo que conoce, la razón por la que se levanta cada mañana”
¿Podrías presentarte?
Soy fotógrafa y documentalista. Me crié en Auckland, Nueva Zelanda, donde vivo. Soy una enamorada de las historias que encierran personajes valientes con encantos tan personales como universales, personas que desafían expectativas: vivas, complejas, encantadoras.
Antes de la pandemia, era una creadora autónoma sin ataduras que iba saltando del diseño para experiencia de usuario a la creación de contenido para oficinas de turismo y gracias a ello pude viajar durante años. Al final, quise volver a casa y hacer metrajes que tuvieran algo nuevo que decir. ¡El cine es tan completo! Me siento muy afortunada de haber encontrado un arte que por fin me permite reunir todas mis disciplinas creativas en un enorme caleidoscopio.
¿Cómo conociste a Chunli y cómo comenzó este proyecto?
Chunli entrena a mi prima y, en una cena, mi tío sacó el tema de que iba a ir a por el oro en las Olimpiadas de Tokio 2020. Es un icono en la comunidad kiwi asiática, por lo que la noticia sorprendió a todo el mundo.
“¿Todavía? Con lo mayor que es…”. Eso fue lo primero que dijo mi abuelo. La controversia que se formó alrededor de aquella mesa sobre la relevancia de su edad en ese deporte hizo evidente que teníamos una gran historia entre manos.
Chunli parece estar muy sola. Sola en un país donde nunca ha tenido rival en el pimpón. Sola en casa, donde teme a los ladrones. Sola de cara al futuro. Esta sensación de soledad debe de haberse acentuado con el confinamiento.
El primer confinamiento de Nueva Zelanda fue el parón más largo en el pimpón que Chunli había hecho jamás.
Es curioso: le pregunté varias veces acerca de la soledad, desde diferentes perspectivas y, muchas veces, sin rodeos. Ella siempre respondía alegre, ya sea por no haberlo pensado demasiado o por mantener una imagen ante la cámara. Tú decides. Atravesó todas las emociones que acarrea la cuarentena: la novedad inicial, el aburrimiento, las epifanías personales, los efectos del aislamiento.
Como deportista olímpica, es ejemplo extremo, pero nos representa a todos en un momento marcado por este aislamiento al que nos obliga la pandemia: encerrados y pegados a dispositivos.
“La identidad de Chunli es el pimpón. Lo radical hubiera sido que hubiera elegido cualquier otra cosa”
Teniendo en cuenta su edad, no parece muy probable que Chunli vaya a las Olimpiadas. ¿Es simplemente un sueño?
Las ambiciones deportivas de Chunli siempre han sido “simples” en el sentido de que son tangibles: campeonatos mundiales, medallas de oro, premios. Son símbolos de un espíritu sin edad, la resplandeciente prueba de que es imparable.
Creo que siempre necesitará una meta que la ayude a seguir avanzando. Eso es todo lo que conoce, la razón por la que se levanta cada mañana. Es tan simple y tan complicado como eso.
Chunli habla sobre su pasado y sobre la decisión que tuvo que tomar entre su carrera y una potencial vida amorosa o familiar. ¿No podía tener ambas? ¿Dirías que fue una decisión radical?
Este tema fue el que más me costó comprender porque yo vivo y amo en tonos de gris. No entendía por qué sus elecciones tenían que ser binarias, pero eso venía de mi propio deseo egoísta. Las chicas de 2021 quieren ambas cosas: una carrera próspera y, en algún momento, una familia. Yo también quiero eso. En mi obsesión por las decisiones vitales de Chunli subyace mi propia ansiedad por las mías.
Quería creer que ella podría haber ganado campeonatos y haber tenido pareja e hijos, pero, al igual que el arte, el deporte puede ser muy absorbente. La identidad de Chunli es el pimpón. Lo radical hubiera sido que hubiera elegido cualquier otra cosa.
Este filme forma parte de Loading Docs, una serie de documentales cortos de Nueva Zelanda. ¿Qué nos cuenta la historia de Chunli sobre la Nueva Zelanda actual?
Nueva Zelanda es uno de los mejores países para vivir, pero esta imagen tan lustrosa que tenemos enmascara una creciente desigualdad en la riqueza, prejuicios sistémicos y un racismo descarado.
Es prácticamente imposible conseguir fondos para deportes menos convencionales a menos que a los neozelandeses blancos les interesen, como por ejemplo el rugby, el críquet y el netball.
¿Puedes contarnos cómo fue el rodaje? ¿Qué impacto tuvo la pandemia?
La pandemia nos fastidió muchos planes porque el guion original era documentar el partido de clasificación de Chunli para las Olimpiadas de Tokio. Cuando eso se pospuso, tuvimos que hacer un giro total.
Rodamos entre confinamientos con mascarillas y dos metros de distancia. Ello nos permitió ponernos creativos con la composición para reforzar su sensación de aislamiento, pero yo me había propuesto traspasar el statu quo estilístico de los documentales tradicionales. Mi director de fotografía y yo habíamos planeado hacer un híbrido entre un vídeo musical contemporáneo y un documental. En su lugar, lo que conseguimos fue un estudio de personaje íntimo y sentido, pero yo sigo soñando con imágenes dinámicas y colores vivos y espero cumplir ese sueño en el siguiente proyecto.
¿En qué estás trabajando ahora mismo?
Estoy dirigiendo un documental para televisión sobre el paso a la vida adulta de un pintoresco grupo de niños. El reparto coral se dedica al modelaje, los blogs sobre comida, el diseño de moda y la música. Viven, aman, tropiezan y crecen; todo frente a una audiencia virtual. Imagínate una mezcla a la neozelandesa de Skins y Euphoria. Me hace mucha ilusión. Son una locura… y su talento también. Va a ser divertidísimo y me muero de ganas de que el mundo vea lo que pasa allí abajo.
¿Hay algo que quieras decir sobre 99 y el subtitulado multilingüe de tu documental?
Es un honor aparecer en 99 y que Una mesa para ella se traduzca a tantos idiomas. El espíritu de este documental es mostrar que la fuerza de un personaje y la conexión emocional son capaces de traspasar lenguas y culturas.
Espero que la gente se vea reflejada en Chunli y se enamore de ella y de su gran corazón.
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